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¿Cómo puedo llegar hasta la primera planta del ayuntamiento?

Esta pregunta se la plantean a diario muchas de las personas que viven en la capital de Fuerteventura, especialmente aquellas con “movilidad reducida”, que necesitan de muletas, sillas de ruedas y aquellas madres y padres con carritos de bebés, que pretenden hacer una visita al Alcalde, ir a Secretaría, acercarse a Festejos o al resto de las dependencias municipales ubicadas en esa primera planta.

En la alcaldía se incumple de manera flagrante y prepotente la normativa que hace mención y obliga a facilitar el acceso y habilitar los espacios públicos, y más si cabe en unas dependencias municipales.

La adaptación a la Ley 8/1995, de 6 de abril, de accesibilidad y supresión de barreras físicas y de la comunicación, brilla por su ausencia.

Además, se deja entrever nuevamente, un olvido, dejadez y falta total de conocimiento y gestión del I Plan Municipal de Igualdad, al no aplicar la perspectiva de género en la gestión de las instalaciones municipales.

El grupo de gobierno cede ante la inexistente sensibilidad del alcalde y muestra nuevamente la falta de compromiso y credibilidad al no gobernar para todos y todas, y al no haber solucionado un problema que pone de manifiesto el abandono y la indiferencia de Marcial Morales para con este grupo poblacional.

Curiosamente, no hace mucho tiempo que el Ayuntamiento se gastó un buena cantidad de dinero en la innecesaria renovación del salón de plenos del Ayuntamiento, y como no podía ser de otra manera, el despacho del señor alcalde, mobiliario incluido.

¿Acaso el mobiliario existente no estaba a la altura de tan majestuosa figura?

El caso es que se apuesta por el gasto suntuoso y se deja de lado algo tan necesario como habilitar el acceso a las instalaciones de la primera y segunda planta para el pueblo.

En breves fechas veremos cómo nuestro ínclito alcalde plantará, en algún punto del municipio, un arbolito, dando así el pistoletazo de salida a una campaña “verde” para la cual ha previsto pedir un préstamo de 50.000.-€.

Pedimos préstamos para plantar árboles y no tenemos un céntimo para cumplir las normas que el propio Ayuntamiento impone, por ejemplo, a todos los empresarios de la ciudad.
El mundo al revés.